Y un alma de papel que yace en la tierra…
Ese que siente como la carne, pero que es aún más frágil.
En el que todo recuerdo añorante, quiera o no, se queda
grabado .Grabado no con grafito, sino con algo más resistente, lo que llamamos ,quizás
sentimiento, quizás vida.
Lleno de infinitas fibras nerviosas que le hacen ser,
diferente. No todos gozan del privilegio de tener sangre más allá del simple
límite de su hoja de papel, de tener más celulosa sobre la que marcar.
Marcar, señalar, dibujar, escribir segundos momentáneos de ingravidez
sensorial, una sensación única, lo sé.
Marcar, señalar, dibujar, escribir segundos momentáneos de
pesadumbre. Cuando le cortan las alas al alma. Sensación despreciable .Aquella
que encierra en barrotes de hierro. Que coarta la libertad. Lo sé.
El alma de papel es de privilegiados.
De aquellos que actúan así.
De los que sienten así.
De los que piensan así.
De los que viven así.
De los que te dicen así, sólo con los ojos.
De los que así, saben perfectamente, que “así” se
corresponde con ellos.
De los que saben perfectamente, que así es su vida.
Que se detenga el tiempo y el alma viva. Simplemente.