No
quiero una inyección de las de aguja de
metal y manejables por un doctor.
Quiero
una de esas.
De las
que me suben la adrenalina.
De las
que inducen una sonrisa.
Esas que
hacen que te levantes con ganas de vivirlo todo.
Esas que
hacen que concilies el sueño no sin un ápice de dulce insomnio.
Quiero
una inyección de felicidad. Quiero que me sigan repitiendo las dosis.
NO me
las quitéis. Por favor.
El
tratamiento va a la perfección, siento sus efectos.
Sigo
queriendo, como cada día, una inyección de tu alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario