martes, 2 de julio de 2013

En la ducha.

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Entró en la ducha.
El agua recorría su cuerpo, desde la cabeza
hasta los pies, para acabar en el desagüe.

Cada gota tenía la función de limpiar.
En un instante, escuchó algo, detuvo el transcurrir del agua.
Su reflejo miró a través de la mampara, inquieto,
sin saber muy bien lo que sentir.
Lo que escuchaba no le gustaba, venía de dentro.


Salió y se arropó en la toalla. Y allí se quedo. Paralizada.
Esta vez, nada surcaba su mar. Era una inmensidad de vacío.

Mirándose los pies.
Esperando la muerte, la muerte de sus  pensamientos.
                            Quiso encontrarse y no puedo.
                                                      Quizás mañana.


miércoles, 12 de junio de 2013

Tortura



Hoy, de nuevo, tengo un café en la mano.
La cafeína es la aliada de mi cerebro.

La tortura de mi sueño.
Pero, aún así, hay una peor tortura que esa.

La tortura del corazón, del alma.
Siempre necesitamos un bastón donde apoyarnos,
no para eso tenemos que llegar a viejos.
Nunca tendremos el alma de hierro, porque para eso,
está el corazón.

No seamos simples humanos, seamos instintivos.

Al fin y al cabo, es lo que rige el resto de la naturaleza.
Y, creo, que entre leones y cebras, no hay guerra.
Hay hambre de sobrevivir, pero respetando espacio y tiempo.

Sobrevivamos, sí, pero sin balas en el corazón.

domingo, 12 de mayo de 2013


El tiempo.

¿Por qué el tiempo corre?

¿Acaso huye?

Por favor, quédate aquí, no te vayas.
Párate.
Déjame, un poquito más, que lo siga respirando.

Necesito respirar, necesito respirarlo.

Mi tiempo, mi momento.

Él.

lunes, 14 de enero de 2013

Así es.


El burbujeo de la cafetera en la cocina.
Una deambulación en la soledad de la paradójica “pseudolibertad” del pasillo.

Hay silencio. No hay nada. ¿Tranquilidad? ¿Angustia? ¿Añoranza?
Interrogantes que creo ciertos. Que se te acumulan en el pecho.

Una aglomeración de tal calibre, que quiere apretar el gatillo y quemar pólvora.  Que quiere llegar a un lugar, romper, abrasar y gritar con tranquilidad que ha llegado a su sitio.