El burbujeo de la cafetera en la cocina.
Una deambulación en la soledad de la paradójica “pseudolibertad”
del pasillo.
Hay silencio. No hay nada. ¿Tranquilidad? ¿Angustia?
¿Añoranza?
Interrogantes que creo ciertos. Que se te acumulan en el
pecho.
Una aglomeración de tal calibre, que quiere apretar el
gatillo y quemar pólvora. Que quiere llegar
a un lugar, romper, abrasar y gritar con tranquilidad que ha llegado a su
sitio.
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